Les regalé mi ausencia...

Hace ya mucho tiempo que, afortunadamente, no tengo noticias de varias cosas.

La naturaleza de las personas tiene cierta resistencia al dolor, y al parecer, le gusta auto inducirse cierto grado de nostalgia...

Nostalgia, de las locuciones latinas “nostos” (regreso) y “algos” (dolor)... el recuerdo que nos duele un pokito y que nos agrada recordar, porque nos acordamos de los buenos momentos, aunque después, viene la memoria del mal sabor de boca.

Esta noche te dije que a la historia le gusta repetirse, y de una macabra manera suele hacerlo... en nuestras manos siempre está brindarle o no la oportunidad a la historia de repetirse en nuestra vida o bien, escribir una historia diferente...

Un buen o un mal consejo... no sé lo que te dije, pero te lo dije de corazón, y mi viejo maestro Delgado Arteaga nos decía que “un consejo dado con el corazón, no puede estar equivocado”...

A Mamá Dragón durante su vida, le han dado muchos buenos consejos... Mamá Dragón me dijo que la (ex) sicoloka familiar decía en tono sarcástico: “te regalo mi ausencia”...

Luego de mucho pensar en todos los buenos o malos consejos que les dí a todas aquellas que me importaron (mucho, poko, qué mas da) me percaté que a todas, invariablemente les dí el mismo regalo final... a veces con estilo, otras simplemente sin reparar en la envoltura; en alguna ocasión ni siquiera envuelto, así , sin anestesia, se los dí.

Curiosamente, (casi) todas lo aceptaron de buena gana, sin protestar (en la mayoría de los casos) pero al final, lo tomaron sin soltarlo, sin chistar, y sólo en contadas ocasiones, sin opción de su parte.

El regalo de mi ausencia les permitió hacer mas de lo que yo hubiera visto, pues muchas veces tengo la sensación de que en mi ausencia, pasan cosas importantes que sólo esperaban el momento de que me diese la vuelta para ocurrir...

Luego, con el tiempo, la cola del Dragón apareció y al darme la vuelta, podía dar un sutil y gran coletazo, a veces, sin pensarlo; pero con buenos resultados (¿?)

El punto importante de esto, es que no importa lo que suceda, siempre será algo nuevo en tu vida... en el momento en que te vuelves otra cosa en tu vida, todo siempre es nuevo, como cuando eres padre, nunca puedes practicar, no tienes un hijo o un trabajo o una vida de práctica, siempre lo haces sobre la marcha, improvisas, haces lo mejor que puedes, y siempre te quedará la nostalgia de lo que ya hiciste el día de ayer, el mes pasado, el año anterior...

Tal vez esas personas no lo saben, pero les hice el mejor regalo que pude, de esos que no te das cuenta que lo haces y sale algo padrísimo... porque regalarles mi ausencia significó algo trascendental...

No era un regalo malo para mí... ahora lo puedo ver y entender; sentí tanta tristeza sin sentido, porque el regalo de mi ausencia era un gran regalo pero no era un regalo cuyo destinatario fuese a disfrutarlo...

El regalo siempre fue para mí, porque el poder tirar esas pesadas cargas, crecer con lo que ya había aprendido, experimentar cosas nuevas, vivir, sentir, amar, lograr, seguir volando; subir por la cascada...

Su regalo, fue mi placer...