La magia del Dragón V...

El Poder constituido.

El que llega a observar al Dragón implica directamente ser un iluminado. Los Taknas tibetanos son fieles a este rincipio, ya que en la contemplación del semblante monstruoso, en la resistencia de su mirada y aparción temible, puedes descubrir el benevolente y misericordioso rostro de la divinidad; todo está en una mirada del Dragón.

Para ellos, la verdad del Dragón es paradójica, porque es el más difícil y peligroso camino, la mas doliente prueba, pero en el fondo son las puertas que abren el bien, la verdad, la belleza y el cielo.

Cuando algún ser altera el orden establecido, el Dragón actúa como su castigador; aún así, siempre lo muestran con esa mala imagen que inflinge un castigo, sin que nadie se pregunte la razón por la cual esa aparente actitud tan injusta y despiadada.

Pero cualquiera que pretenda trastocar la creación, habrá de enfrentar y ver de frente al Dragón, conspirando y actuando contra él. Sin embargo, desde principios d ela historia, ninguna revolución ha triunfado sin antes pasar por la muerte del Dragón, del Rey o del Emperador (el poder constituido) que, en virtud de su sangre, su piel, otorgaba la invulnerabilidad derrochada con su sacrificio, tal y como lo atestiguan los mitos de FAFNER, en la historia de Sigfrido o Sigur en la mitología del Norte Europeo, o bien, la historia del Leon de Nemea, con Hércules.

Pero no debes pasar nunca por alto, que el Poder no puede constituirse sin la base de sabiduría que cuenta el Dragón... en otras palabras,

Es la sabiduría que constituye al poder...