Hay que volver a empezar...

O lo que es lo mismo, “la magia del Dragón”.

Ya estoy harto de estar cansado, dependiente de las circunstancias y de no escribir lo que a mi me gusta... me fastidia no tener cabeza para escribir algo que me llene, pero sobre todo, no me gusta carecer del tiempo para hacer cosas especiales con ella.

Ahora, prefiero hacer que pensar... y haciendo una simple y especial cosa con mi Siniestra, caminar juntos de la mano por la calle, nos encontramos una tiendita esotérica y muy agradable; luego de comprar varias cositas encontré algo muy adecuado que de inmediato atrapó mis ojos y no pude dejar de leerlo.

Lo siguiente no es de mi autoría, pero prefiero compartirlo y dejar claro que no todo es ajeno, y que algunas cosas serán modificadas, añadidas o complementadas, para enriquecer lo que tus ojos vean.

En las antiguas etimologías, Dragón quiere decir “mirada”; como en griego donde “Derkestahi” significa echar miradas fugaces.

Drakon deriva de “Dermokai” (mirar, observar) y constituye el legado de varias tradiciones, mitos y creencias donde ha sido considerado un Dios primigenio, parte de la naturaleza y el mundo; Imagen del Caos, símbolo de la dualidad y de la creación.

Las huellas del Dragón pueden ser encontradas en el antiguo Egipto, en las leyendas Celtas; en el ciclo artúrico de la mitología Germánica o en la Espiritualidad China, que nos permiten conocer mas de este demonio guardián.

Un Dragón que empieza a conocer mas de sí...