Ocaso...

Al sentir la brisa suave jugar por mi rostro, respiro lenta y profundamente para sentir el mar en mis ojos y la luz de los últimos rayos del sol calentándome suavemente...

Miro el cielo azul y la tarde muere muy despacio frente a las nubes de lluvia que adornan la entrada de la noche; en esas nubes a lo lejos, las luces bailan y parece que puedes tocarlas sin problema...

El aire se vuelve rosa y el cielo empieza a llenarse de algodones flotantes color durazno, violeta, dorados; al fondo los colores azules, grises, índigos y oscuros se asoman trayendo de la mano unas pocas estrellas para que puedan jugar con la luz que se despide...

La vista se engaña y por un momento puedes contemplar que el Sol se cobija con las olas y casi puedes jurar que se derrite en un apasionado éxtasis al dejarse llevar por la tibieza del mar...

Una gaviota flota sin esfuerzo y también se queda quietecita admirando las luces de colores que adornan el horizonte y el agua de colores se acerca mas y mas a la costa para alegrar los corales y arrecifes donde los animalitos juegan a esconderse...

El ruido de las olas me tranquiliza de manera hipnótica y al cerrar nuevamente los ojos puedo seguir viendo como el ocaso sigue adornando la entrada de la noche para que las estrellas cuelguen su traje de luces sobre los hombros de la Luna...

La noche ha llegado...