Encontré la cascada de rosas...

“Solo, sólo cuando estas mas triste...
sólo cuando ya no existes,
sólo cuando alrededor ya no esta, ya te fuiste...
llegaste, te pegaste cual calcomanía,
te olvidaste de disimular, ahora ya... te perdiste...
y piensas, que todo está perdido...
que el mundo se va a acabar, que ya no importa nada...
que te vas a morir... te vas a morir...
... solo, sólo cuando soplas solo...
sólo cuando te me escurres por los ojos... suavemente...
y piensas, que todo está perdido...
que el mundo se va a acabar, que ya no importa nada...
que te vas a morir... te vas a morir...
te vas a morir, te vas a morir... de cualquier forma...”

Zoe - Solo

Fue a mitad del verano pasado, estando en medio del caos, pelea y una oscuridad casi divina; un medio vampiro, al ser rechazado por el hada de luz, al intentar alcanzar la luz que a lo lejos emitía el hada Artemisa, tuvo que dar la vuelta y desistir.

Sí, desistir de algo, contrariamente a lo que siempre se dice, no se dio por vencido, simplemente le ganaron, ella fue mas fuerte y decidida. Al voltear encontró un sendero olvidado, un camino conocido hace muchísimo tiempo, que siempre estuvo ahí y que no pudo ver antes, porque siempre siguió hacia delante sin darse cuenta de por donde pasaba.

Niebla que entre el frío de la madrugada y el calor del verano, lentamente descendía y daba la impresión de encerrar lo inesperado... y en medio de un paraje acogedor, una cascada de rosas lo invitó al descanso antes del alba... ahí, finalmente nació el pekeño dragón azul que ella había imaginado, ese pekeño al que el hada no quiso estorbar para que pudiera subir la inmensa y poderosa cascada, sólo... sin ataduras de recuerdos, sólo... sin tener preocupaciones y retrasos no deseados, sólo... como debía ser.

Y como le prometí a mi buena estrella, no importa que tan grande y difícil sea la cascada, seguiré subiendo...

Ahora, muchas cosas ya tienen sentido.